Barcelona, jueves 20-9-2018
Nos dirigimos a
la estación de Sants donde cogimos el tren dirección Irún, una vez allí teníamos
previsto realizar el Camino Vasco Interior.
Llegamos a Irún sobre el mediodía, nos dirigimos
al albergue municipal, de momento estaba cerrado y como era la hora de comer
aprovechamos para ir a un restaurante. Más tarde nos dirigimos de nuevo al
albergue, hicimos las reservas y nos informamos de la ruta que teníamos pensado
realizar al día siguiente. Sobre la ruta nos dijeron que de los que habían en
el albergue (y habían muchas personas) no había previsto que la hiciera
ninguno… ¡solamente nosotros!... ¡eso sí!, la ruta era muy bonita y valía la
pena hacerla.
Irún, viernes 21-9-2018
Con esta idea
salimos al día siguiente; la primera etapa era Irún-Hernani. En Oiartzun
paramos a desayunar. El camino es un continuo subir y bajar, pista asfaltada,
verde… mucho verde, torres eléctricas… muchas torres eléctricas y cables…
muchos cables.
Hernani, sábado 22-9-2018
Salimos de Hernani, teníamos información que el
camino trascurría por pista asfaltada y junto a la carretera, por este motivo nos dirigimos a la estación de
tren y lo cogimos hasta Tolosa, una
vez en Tolosa el camino se convierte
en una pista de ciclistas y corredores, aguantamos hasta el pueblo de Alegia, donde una vez más cogimos de
nuevo el tren hasta Beasain, en Beasain un autobús nos acerca a Zegama.
La hospitalera
muy amable nos recuerda que mañana es fiesta y están los comercios cerrados,
por lo que teníamos que hacer acopio de alimentos para el día siguiente.
Nos proporciona las
llaves del pabellón deportivo y hacia allí nos dirigimos, tenemos literas,
aseos y todo para nosotros.
Zegama, domingo 23-9-2018
Salimos con una
altitud de 250 mts. y en 7 Kms. fuimos subiendo hasta los 1000 mts. de altura.
Llegamos a la gruta de San Adrian, un túnel escavado de manera natural por la
acción del agua y el paso del tiempo, sigue una calzada medieval que nos va subiendo
hasta un cruce en la parte alta, descendemos por un bosque hasta llegar a un
aparcamiento (para mi gusto, éste ha sido el recorrido a destacar).
Al ser domingo la
zona estaba más concurrida (muchas personas subían de excursión a la ermita de
San Adrian).
A partir del
aparcamiento una carretera asfaltada (en muy mal estado) nos lleva al pueblo de
Zalduondo.
Llegamos, serían
las tres del mediodía. A la salida del pueblo una fuente de piedra nos deleita con
unos generosos caños de agua y un abrevadero de agua que corre fresca y
cristalina. Yo bebí y me refresqué, a continuación después de quitarme las botas, metí los pies cansados en el abrevadero.
(Mi amigo en ningún momento lo vi relajado) nos
faltaban 6 kms. para terminar la etapa.
No teníamos reservado albergue (aunque, creo que
esto no era un problema… ¡por lo menos para mí!)
Teníamos la opción de caminar 6 Kms. o bien coger el
autobús… al aparecer éste por la carretera, no hubo dudas en cogerlo.
Llegamos a Agurain
serian las cuatro de la tarde.
Yo suelo ser una persona feliz y positiva, pero, por
diferentes motivos ocurridos en el camino se había generado un malestar en mí, así
que por la tarde no tuve más remedio que hablar con mi amigo. (*)
Agurain, lunes 24-9-2018
Al día
siguiente, desmotivado, sin ganas de continuar, después de muchas divagaciones
decidimos acabar este camino. Se juntaba la llanura Alavesa, el sol implacable
y las pocas ganas de hacer camino, a primera hora de la tarde decidimos coger
el tren hasta Vitoria.
Una vez en Vitoria reservamos sitio en el albergue
municipal.
Al día siguiente
yo marcharía en tren a Barcelona.
A mi amigo le
vendría a buscar (en coche) su hijo que vive en Logroño, estarían juntos en su casa, hasta marchar de nuevo el
miércoles (en tren) a Barcelona.
Dimos una vuelta
por Vitoria y después de comer nos
retiramos al albergue. En la habitación éramos cuatro personas, una de ellas tuvimos
la mala suerte que resultó ser un impresentable borracho, que pasó toda la
noche roncando, gritando, con espasmos y
no dejando dormir a nadie; otro compañero y yo le dimos un ultimátum, que se lavara
la cara y dejara dormir al resto.
Entre el
borracho y mi pensamiento sobre mi relación con mi amigo, hizo que no pegara
ojo en toda la noche.
Vitoria,
martes 25-9-2018
A las seis y media salía del albergue hacia la
estación de trenes, mi amigo se queda durmiendo. Nos despedimos y me dijo -¡gracias por tu paciencia!.
Una vez en la estación, me fui al bar y pedí un café
con leche, mientras, me entretenía escribiendo unas letras en un diario, -el
tiempo pasa rápido cuando no lo controlas-, anuncian la salida del tren
dirección Barcelona, la salida es inminente, la vía cuatro; me levanto nervioso
con idea que voy a perderlo, pago el café con leche y salgo corriendo, paso la
vía uno, la cuatro es la más lejana, bajo las escaleras subo de nuevo, la vía
cuatro, me acerco a la puerta y subo corriendo… ¡por fin! Una vez dentro ¡descanso!
Pasado un primer momento me doy cuenta que no llevo
los palos; me los he dejado olvidados en la cafetería… enseguida me conformo.
No puedo decir lo mismo de otras cosas que he dejado
en este camino…
*
-Suelo hacer fotografías por el camino (no creo que
eso sea delito).
-Suelo hablar con las personas (me considero
sociable).
-Si alguien se comporta de manera estúpida o
simpática lo suelo comentar.
-Digo tonterías y me gusta reír y ver reír a los
demás (no siempre, claro).
-No creo que llamar abuelo (70 años y con nietos) a un abuelo sea
delito.
-Y quizás, posiblemente, mi delito sea creer que tenía
un amigo, (un amigo) pero… me doy cuenta, que solo lo creía yo.
En fin, todo es más sencillo… (después de meditar y
escuchar a las personas que realmente me quieren, he llegado a la conclusión)
que ¡soy una persona feliz!… y algunos, aunque no lo reconozcan, esto, es algo
que les cuesta aceptar.
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