lunes, 15 de octubre de 2018

jueves, 20 de septiembre de 2018

Camino Vasco Interior (Música = txoria-txori - Mikel Laboa)


Barcelona, jueves 20-9-2018
Nos dirigimos a la estación de Sants donde cogimos el tren dirección Irún, una vez allí teníamos previsto realizar el Camino Vasco Interior.
Llegamos a Irún sobre el mediodía, nos dirigimos al albergue municipal, de momento estaba cerrado y como era la hora de comer aprovechamos para ir a un restaurante. Más tarde nos dirigimos de nuevo al albergue, hicimos las reservas y nos informamos de la ruta que teníamos pensado realizar al día siguiente. Sobre la ruta nos dijeron que de los que habían en el albergue (y habían muchas personas) no había previsto que la hiciera ninguno… ¡solamente nosotros!... ¡eso sí!, la ruta era muy bonita y valía la pena hacerla.

Irún, viernes 21-9-2018
Con esta idea salimos al día siguiente; la primera etapa era Irún-Hernani. En Oiartzun paramos a desayunar. El camino es un continuo subir y bajar, pista asfaltada, verde… mucho verde, torres eléctricas… muchas torres eléctricas y cables… muchos cables.

Hernani, sábado 22-9-2018
Salimos de Hernani, teníamos información que el camino trascurría por pista asfaltada y junto a la carretera, por  este motivo nos dirigimos a la estación de tren y lo cogimos hasta Tolosa, una vez en Tolosa el camino se convierte en una pista de ciclistas y corredores, aguantamos hasta el pueblo de Alegia, donde una vez más cogimos de nuevo el tren hasta Beasain, en Beasain un autobús nos acerca a Zegama.
La hospitalera muy amable nos recuerda que mañana es fiesta y están los comercios cerrados, por lo que teníamos que hacer acopio de alimentos para el día siguiente.
Nos proporciona las llaves del pabellón deportivo y hacia allí nos dirigimos, tenemos literas, aseos y todo para nosotros.

Zegama, domingo 23-9-2018
Salimos con una altitud de 250 mts. y en 7 Kms. fuimos subiendo hasta los 1000 mts. de altura. Llegamos a la gruta de San Adrian, un túnel escavado de manera natural por la acción del agua y el paso del tiempo, sigue una calzada medieval que nos va subiendo hasta un cruce en la parte alta, descendemos por un bosque hasta llegar a un aparcamiento (para mi gusto, éste ha sido el recorrido a destacar).
Al ser domingo la zona estaba más concurrida (muchas personas subían de excursión a la ermita de San Adrian).
A partir del aparcamiento una carretera asfaltada (en muy mal estado) nos lleva al pueblo de Zalduondo.
Llegamos, serían las tres del mediodía. A la salida del pueblo una fuente de piedra nos deleita con unos generosos caños de agua y un abrevadero de agua que corre fresca y cristalina. Yo bebí y me refresqué, a continuación después de quitarme  las botas, metí los pies cansados en el abrevadero.
(Mi amigo en ningún momento lo vi relajado) nos faltaban 6 kms. para terminar la etapa.
No teníamos reservado albergue (aunque, creo que esto no era un problema… ¡por lo menos para mí!)
Teníamos la opción de caminar 6 Kms. o bien coger el autobús… al aparecer éste por la carretera, no hubo dudas en cogerlo.
Llegamos a Agurain serian las cuatro de la tarde.

Yo suelo ser una persona feliz y positiva, pero, por diferentes motivos ocurridos en el camino se había generado un malestar en mí, así que por la tarde no tuve más remedio que hablar con mi amigo.  (*) 

Agurain, lunes 24-9-2018
Al día siguiente, desmotivado, sin ganas de continuar, después de muchas divagaciones decidimos acabar este camino. Se juntaba la llanura Alavesa, el sol implacable y las pocas ganas de hacer camino, a primera hora de la tarde decidimos coger el tren hasta Vitoria.
Una vez en Vitoria reservamos sitio en el albergue municipal.
Al día siguiente yo marcharía en tren a Barcelona.
A mi amigo le vendría a buscar (en coche) su hijo que vive en Logroño, estarían juntos en su casa, hasta marchar de nuevo el miércoles (en tren) a Barcelona.
Dimos una vuelta por Vitoria y después de comer nos retiramos al albergue. En la habitación éramos cuatro personas, una de ellas tuvimos la mala suerte que resultó ser un impresentable borracho, que pasó toda la noche roncando, gritando,  con espasmos y no dejando dormir a nadie; otro compañero y yo le dimos un ultimátum, que se lavara la cara y dejara dormir al resto.
Entre el borracho y mi pensamiento sobre mi relación con mi amigo, hizo que no pegara ojo en toda la noche.

Vitoria, martes 25-9-2018
A las seis y media salía del albergue hacia la estación de trenes, mi amigo se queda durmiendo. Nos despedimos y me dijo -¡gracias por tu paciencia!.
Una vez en la estación, me fui al bar y pedí un café con leche, mientras, me entretenía escribiendo unas letras en un diario, -el tiempo pasa rápido cuando no lo controlas-, anuncian la salida del tren dirección Barcelona, la salida es inminente, la vía cuatro; me levanto nervioso con idea que voy a perderlo, pago el café con leche y salgo corriendo, paso la vía uno, la cuatro es la más lejana, bajo las escaleras subo de nuevo, la vía cuatro, me acerco a la puerta y subo corriendo… ¡por fin! Una vez dentro ¡descanso!

Pasado un primer momento me doy cuenta que no llevo los palos; me los he dejado olvidados en la cafetería… enseguida me conformo.
No puedo decir lo mismo de otras cosas que he dejado en este camino…

*
-Suelo hacer fotografías por el camino (no creo que eso sea delito).
-Suelo hablar con las personas (me considero sociable).
-Si alguien se comporta de manera estúpida o simpática lo suelo comentar.
-Digo tonterías y me gusta reír y ver reír a los demás (no siempre, claro).
-No creo que llamar abuelo (70 años y con nietos) a un abuelo sea delito.
-Y quizás, posiblemente, mi delito sea creer que tenía un amigo, (un amigo) pero… me doy cuenta, que solo lo creía yo.

En fin, todo es más sencillo… (después de meditar y escuchar a las personas que realmente me quieren, he llegado a la conclusión) que ¡soy una persona feliz!… y algunos, aunque no lo reconozcan, esto, es algo que les cuesta aceptar.